ciber

Los 10 tipos de cyber-tonto (Artículo gracioso que encontre por internet). En los Cyber-cafés, hay de todo. Un internauta ha desarrollado una clasificación de los tipos más extraños que se pueden encontrar pegados a un ordenador.  Van desde el pornográfico hasta el obsesivo-compulsivo. ¿Quieren saber cómo son?

El Pornográfico: Va al cyber y sin ningún tipo de pudor o de intento de demostrar respeto por sí mismos se ponen a ver vídeos porno frente a un mar de personas desconocidas.

El del Counter Strike: Desde que entra hasta que sale se pasa el rato gritando: “mira el arma que me he comprado” “Por que no lo mataste hdp!?”. Generalmente están ciegos, con los ojos rojos a consecuencia de las largas horas que su madre le ruega que pase en el cyber para no verlo.

El Ejecutivo: Llega vestido de terno y con mirada soberbia, pretendiendo hacer creer que es un magnate. Se pasa horas mirando productos de alta tecnología que jamás va a poder comprar.

El estudiante: Es un clásico en las inmediaciones de cualquier facultad pública: llega cargado de apuntes y está tan acostumbrado al cyber que se comporta como si se tratase de su propio hogar. Despliega cuadernos, papeles y libros y es capaz de pasarse horas instalado en ese antro infesto, en el que desperdicia la mayor parte de su magra mensualidad en impresiones blanco y negro de baja calidad.

El que tiene parientes en el extranjero: Desconoce tanto el significado de la palabra vergüenza como el pornográfico. Con un descaro absoluto pide una máquina con cámara, auriculares y skype y se dedica a hablar tan alto como le sea posible, haciendo caso omiso de las caras de molestia del resto de los usuarios del local.

El turista: El mochilero se instala en cualquier bar o starbucks a disfrutar del Wi-Fi, mientras que el rasca recurre al locutorio en busca de soluciones a todos y cada uno de sus problemas. La mayoría de las veces carga con una mochila de 150 kilos con la que obstruye el paso de todo el mundo y anota teléfonos de hoteles en su sucio cuaderno de viaje.

El viejo renegado: Odia los ordenadores más que nada en el mundo y se empeña en culpar a la tecnología por su incapacidad de adaptarse a los nuevos medios, por más que estos estén preparados para que los maneje con destreza un niño de 3 años. No sabe abrir ninguna página, no controla el mouse, se olvida de la contraseña y se dedica a pedir ayuda a todo el que esté a su lado.

La vieja de los mails en cadena: Cuando una persona normal encuentra en su bandeja de entrada una de esa cadenas de mails que contienen presentaciones en PowerPoint con títulos tales como “la vida vale la pena” o “no estás solo, Jesús te ama”, suele tener 2 reacciones inmediatas: 1. bloquear al emisor de dicho mensaje y 2. preguntarse quién mierda es el oligofrénico que da comienzo a la plaga.

El obsesivo-compulsivo: Típico habitué del cyber, el ser humano que sufre esta condición es capaz de asistir al mentado local dos a tres veces en un mismo día. Chequea mails frenéticamente, chatea como un adolescente en celo y es asiduo visitante de blogs de variada especie, en los que aprovecha para comentar con todas las tonterías que se le pasan por la cabeza.

El que atiende: Si en el país de los ciegos el tuerto es rey, éste es el emperador de la región. El tio que trabaja en un locutorio encarna todos los males de la sociedad en una sola persona, y actúa con la impunidad de quien sabe que tiene el control de las cosas: tortura a los usuarios con música horrible, se acerca a cuanta fémina cruce la puerta, abusa del Messenger y recibe constantemente las visitas de las lacras inoperantes que tiene de amigos, que no tienen nada mejor que hacer con sus vidas que aguantarle.